Según los egipcios, para acceder al más allá, el difunto debía superar la prueba del peso del alma.
Si su corazón pesaba más que una pluma sería devorado por Ammit, un monstruo con cabeza de cocodrilo y patas de hipopótamo.
Si su corazñon pesaba menos que una pluma, Osiris, dios de los muertos le permitiría la entrada al más allá.
0 comentarios:
Publicar un comentario